¡Dios ha muerto!
¡Dios ha muerto! Sí, pero por nosotros. A fin de que en vez de conformarnos, actuemos. Para que el mal no tenga la última palabra.«¿No oísteis hablar de aquel loco que en pleno día corría por la plaza pública con una linterna encendida, gritando sin cesar: «¡Busco a Dios! ¡Busco a Dios!». Como estab