A finales de mayo de 2025, Laura Fonseca tomó una de las decisiones más importantes de su vida: entregarse a Dios mediante el bautismo. Hoy comparte con nosotros cómo fue el proceso que la llevó a unirse a la gran familia adventista, a través de este breve testimonio.
«Desde pequeña mi familia me enseñó a amar a Dios y confiar en su amor. Crecí dentro de la iglesia católica, hice la primera comunión y la confirmación. Sin embargo, al estudiar más profundamente la Biblia, comenzaron a surgir en mí algunas preguntas. Me preguntaba, por ejemplo, por qué los sacerdotes vivían en celibato si la Palabra de Dios dice que «no es bueno que el hombre esté solo». También me llamaba la atención que se dijera que los santos eran intermediarios entre Dios y nosotros, cuando la Biblia enseña que Dios es todopoderoso, omnisciente y omnipresente, es decir, que siempre está disponible. Otra duda que me marcó fue sobre el día de reposo: si el séptimo día es el sábado, ¿por qué guardábamos el domingo?»
Sentí el amor de Jesús, real, en mi vida
Estas inquietudes acompañaron a Laura durante años, hasta que conoció a Andrés, su actual novio, quien le propuso estudiar la Biblia juntos mediante el curso «La fe de Jesús». Aunque en un principio decidió dejar los estudios, Dios ya había comenzado a tocar su corazón.
En 2023, al emigrar a España con Andrés, Laura comenzó a asistir con él a la iglesia adventista. Allí, poco a poco, su visión cambió y retomaron los estudios Bíblicos. «Estar lejos de mi familia y amigas me provocó una tristeza profunda, pero fue Jesús quien me dio consuelo, paz y esperanza. Sentí su amor real en mi vida», cuenta.
Hoy, Laura camina con fe, convencida de que Dios la guio, amorosamente, hasta este nuevo comienzo. Oramos y acompañamos a Laura para que viva siempre de la mano de Jesús.
Autora: Gerdimar Vivas, de la Iglesia Adventista de Tenerife.